14 RESUMEN MARRUECOS (ALEGRÍA)
Grandes cambios en los últimos años, las carreteras y autopistas impecables
con aéreas de descanso modernas, incluso con duchas y pequeñas mezquitas en algunas gasolineras. El parque
móvil ha cambiado mucho también; coches en buenas condiciones. Han desaparecido
las bacas atiborradas de fardos y animales ahora sustituidos por autobuses
modernos. Las comunicaciones, son mucho
más fáciles, es muy común el acceso a internet, tienen Wi-Fi en muchos cafés de
cualquier ciudad pequeña, y “teleboutiques” para llamar por teléfono a
cualquier lado de forma fácil y barata. Cultivos a gran escala.
Ha mejorado mucho la limpieza en las ciudades, no en el campo, donde todavía
no han sabido o no han podido acabar con las basuras.
Han desaparecido por completo los pesados que te obligaban a tomar sus
servicios como guías o que querían venderte cualquier cosa. Ahora pasear por
los zocos es agradable y puedes permitirte el lujo de echar una mirada a algo
sin que eso se convierta en una condena de por vida; pero para poder mantener
una conversación fluida y agradable, es esencial venir de Europa con la liga de
futbol bien aprendida ya que aquí cualquier camarero, policía o dependiente sabe
más de la liga española que cualquier periodista deportivo de cualquier cadena
de TV en Europa.
Lo que no ha desaparecido, a Dios gracias, son los
puestecillos de pinchitos de carne o pescado a la brasa ni las casas de comida
con tajine o couscous, ni los carrillos tirados por burros o caballos para transporte
de personas o mercancías.
Bastantes controles policiales, sobre todo en el sur, los agentes bien
uniformados correctos y sin corrupción.
Los precios comparados con los de Europa siguen siendo muy baratos, pero
aun así los sueldos son tan bajos que no alcanzan a proporcionar un buen nivel
de vida a la población por lo que continúan emigrando a Europa. La clase media ha aumentado pero hay una
enorme cantidad de jóvenes desocupados y sin futuro. Por otro lado, no creo que
la solución sea el boom de la construcción que se aprecia claramente sobre todo
en el sur.
En las zonas costeras están apareciendo edificios como hongos, pero al
menos se aprecian mejoras en el mantenimiento y urbanización de las ciudades.
Notamos
muchos cambios en Sidi Ifni, pero parece que alguien ha perdido la cabeza ya
que se han puesto a plantar miles y miles de palmeras en las entradas de todas
las ciudades, cosa que estaría muy bien si cada palmera no fuera acompañada de
una farola; son kilómetros y kilómetros llenos de estas extrañas parejas.
Otro cambio en el paisaje son las
miles de autocaravanas que se ven por todo el país. Todo europeo con un “mobilhome”
parece tener cita en Marruecos para pasar el invierno y llegan a ser una peste.
Lugares maravillosos como la península
de Dakhla (antigua Villa Cisneros) están atestados, tomados por estos
vehículos, que si fueran pocos no molestarían pero cuando son tantos resultan
odiosos.
Los cafetines continúan siendo un mundo estrictamente de uso masculino, los
hombres, sobre todo los jóvenes, pasan sus días viendo futbol y tomándo té (que
sale barato); mientras las mujeres parecen preferir un terreno más intelectual,
se ve una gran cantidad de chicas universitarias. Esto va bastante unido a que
Marruecos parece mantener una postura bastante moderada en cuanto a la religión.
Sobre todo en las ciudades es fácil ver chicas vestidas a la occidental y sin
cubrirse el pelo.
El Sáhara Occidental está muy vigilado; cantidad de controles policiales donde,
entregando “la fiche” con nuestros datos, no nos hacían perder tiempo. Como es
lógico hay mucho descontento, parece mentira la vergonzosa situación de los
saharauis y por intereses políticos y económicos ni España ni Europa hacen nada
al respecto; incluso los medios de comunicación se acallan la cantidad de
muertos que ocasionan los disturbios en la zona. Son otra gente, otra raza y
están sometidos. Marruecos, para no soltar esa zona, cada vez hace más inversiones,
abarata la gasolina en un intento de colonizar el Sahara con súbditos marroquíes.
Los saharauis han dejado de ser nómadas. Como resultado de la guerra empezaron a vivir en las ciudades. Las generaciones actuales han nacido y han crecido en ellas. Sólo quedan unos pocos nómadas. Aún así, todavía se pueden ver enormes rebaños de camellos y
vistosas jaimas. Las mujeres mantienen sus atuendos con mucho colorido, bastante
más atractivos que los marroquíes.
El desierto, aunque ahora atravesado por carreteras asfaltadas, sigue
siendo esplendido, noches con cielos límpidos y abrumadores y brillantes amaneceres.
Un aguador en Marakech. |
La vista desde nuestra ventana en Rabat. |
En el campo aún puede verse cultivar como hace siglos. |
Paisano de Rabat. |
Rebaño de camellos en el Sahara |
Otro gran placer de los viajes es hacer nuevos amigos, como Ronald y Gaby a quienes conocimos en Dakhla.
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Gaby. |
En este caso Pepe había mantenido contacto con Jota por Internet y en Zagora nos conocimos y conocimos también a Hanna y a Miguel. |
En otros casos gente anónima. |
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