6 ASILAH-RABAT
No estaba previsto parar en Rabat, pero de nuevo las visas
han marcado el itinerario y el calendario de viaje. Optamos por la carretera
normal hasta Larache con intención de coger allí la autopista de peaje.
Aprovechamos para comer allí en un pequeño restaurante cerca de la plaza de
España, creo que todavía se llama así, a comer calamares fritos a la romana.
Conocíamos el sitio de hace seis años cuando viajamos a Marruecos con los
niños. Los calamares estaban impresionantes, mejor que los que se comen en
España.
Vigilante de aparcamiento en Larache |
La autovía nos llevó a Rabat y gracias a los mapas para GPS
que nos facilitaron Ana y Evaristo, amigos viajeros, localizamos la embajada de
Mauritania y el sitio para dormir sin ningún problema. Éste último ha sido
especialmente agradable, junto a la desembocadura del río, con las murallas de
la kashbah a la vista y con el centro de la ciudad a un paso.
Rabat |
Por la mañana a primera hora estábamos en la puerta de la
embajada mauritana. Según la información de que disponíamos había que
presentarse muy temprano, antes de las 8:00AM, porque se formaban largas colas.
Sin problemas. Yo me sabía de memoria el procedimiento, las fotos que hacían
falta, las fotocopias del pasaporte, el formulario sacado de internet
previamente relleno, etc. Cuando llegó la hora de entregar los papeles resulta
que no teníamos dinero. ¡Qué ridículo! Me tiré unos dos años preparando este
momento y al final fallamos en lo más sencillo. Resulta que sólo se podía pagar
con dinero marroquí y yo contaba con pagar en Euros. Tened en cuenta que son
las 8:30AM y que los banco están cerrados. Bueno pues allí apareció el ángel de
la guarda en forma de mauritano generoso y confiado que nos prestó el dinero.
Un gesto admirable. Al instante nos fuimos corriendo a un cajero automático y
pudimos devolver el préstamo al mauritano. A las 15:00PM teníamos que volver a la
embajada a recoger los pasaportes con las visas. En realidad volvimos a las
14:00PM porque el gorrilla que vigilaba el parking nos dijo que, pese a que la
hora oficial de recogida de pasaportes era las 15:00PM, normalmente empezaban
a entregarlos una hora antes. Esto nos lo dijo con un guuiño de ojo lo cual
significaba que quería propina. Y la obtuvo.
Rabat es una ciudad grande y un tanto desconocida. No tiene
la fama de otras como Fez o Marrakech pero tiene una medina espectacular, un
mercado entrenido, variado, grande y sin “pesados”; además cuenta con una muralla muy bien
restaurada. Junto al mar se encuentra la kashbah de los oudiyas, que no tiene
desperdicio. La visita ha merecido la pena.
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