15 NORTE DE MAURITANIA-NOUAKCHOTT-S. LOUIS
Mauritania nos pareció un país pobre de solemnidad, detalle que contrasta con el carácter altivo de muchos mauritanos. La carretera hacia la capital Nouakchott no estaba mal aunque las he visto mejores. Es todo asfalto. Por el campo, desierto casi puro, se veían casetas donde vivía un paisano con dos burros y un coche aparcado al lado. No hay quién lo entienda. ¿De dónde saca ese hombre dinero para tener un coche? A lo mejor es propietario de 1000 camellos. Misterio.
El terreno era una planicie desértica absoluta. En este país es típico circular con el coche por la playa aprovechando la marea baja. Nosotros no optamos por ello al no conocer los lugares por los que se bajaba a la playa y las salidas hacia tierra firme. Tampoco queríamos demorarnos en este país por la seguridad; por la carretera se va más rápido. Además el salitre no es bueno para los coches, aunque lo que hace la gente es lavar el coche, bajos incluidos, al llegar a Nouakchott. En fin, es una conducción placentera que no hemos podido disfrutar esta vez. Será en otra ocasión.
También aquí había que entregar “La Fiche” en los numerosos controles de carretera. Controles que resultaron menos frecuentes que en Marruecos, cosa chocante si tenemos en cuenta que la situación de Mauritania en cuanto a seguridad (Al Qaeda operando cerca) es más delicada que en su vecino del Norte.
Teníamos interés en llegar a Nouakchott antes de las 13:00 horas para tramitar la visa de Mali. Llegamos a la embajada sobre las 12:50PM justo cuando el encargado de las visas se iba a comer o a rezar, vete tú a saber. Entregamos los formularios, pagamos 6500 Ouguiyas (25€) por cada visado, y nos dijeron que volviéramos a las 15:00PM a recoger los pasaportes. Mientras tanto nos fuimos a comer a un libanés al que tangué en el cambio. Ya es difícil timar a un libanés. Resulta que él no conocía la cotización del Euro con la moneda local. Yo la conocía pero le dí una más favorable a mis intereses. El hombre ni rechistó. Me dijo que nos quería hacer un favor y nos dio el dinero que yo le propuse. La verdad es que el paisano se portó muy bien, muy generoso. Me dio un poco de cargo de conciencia.
A la hora acordada salíamos con la visa de Mali en el bolsillo con dirección al puerto de pescadores de la capital. Nos lo habían recomendado los cartageneros viajeros Ana y Evaristo. El puerto, en realidad la playa, rebosaba de color, de gente, de actividad, de barcas (piraguas), pero también de olor fétido, chorros de aguas negras por los suelos y basura por todos lados. Con todo, la visita mereció la pena.
De allí salimos hacia la frontera de Senegal. 185 kilómetros. Los últimos 80 eran pista. Se nos hizo de noche antes de lo previsto y paramos a dormir en otro control de carreteras justo en el cruce donde acababa el asfalto. Allí empezaba el festival de intentos de corrupción del que tanto nos habían hablado. El poli del control donde íbamos a dormir me pidió “cadeau” (regalo), como si fuera un niño pequeño. Insistimos en que no había “cadeau”. Al final nos pidió una píldora para el dolor de cabeza. Le dimos un par de paracetamoles. Tengo la certeza de que ni le dolía la cabeza ni le hacía falta la medicina para nada. Yo creo que si no le saca algo al turista, revienta. Por estas tierras tienen la creencia de que a los europeos nos rebosan los billetes de 100€ por los bolsillos. El “madero”, como compensación, nos dio una buena noticia. De los 80 Kms de pista que quedaban hasta Senegal, habían asfaltado 20. ¡Bieeeen!
Pista al sur de Mauritania |
Por la mañana nos metimos en una pista que era una delicia. No demasiado dañina para el coche, pasando por suaves colinas cubiertas de vegetación pre-tropical, la tierra rojiza. Esto duró un rato. Al final recorrimos unos 20 kms de pista mala.
Paisano que cogimos en autostop |
En la frontera, el oficial de aduanas nos pidió dinero por hacer un trabajo por el que no debería cobrar. Lo sabíamos por los informes en internet de otros viajeros; ¡viva internet!
-“Son 10€” Nos dice el chorizo.
-“No” le decimos en plan tajante.
-“¿Cómo dice?” Se ve que no están acostumbrados a las negativas firmes.
-“Que no queremos pagar”
-“Entonces vamos a registrar el coche”
-"OK"
Abrimos el maletero y ve el ordenador
Abrimos el maletero y ve el ordenador
-“Regálame el ordenador”
-“No. Además está roto” Era verdad, hacía un par de días que la pantalla no funcionaba.
-“No importa. Eso se arregla. Regálame el ordenador”
-“Que no”
En ese momento se dio por vencido.
-“¿Te parece bien pedir ”cadeau” a los viajeros? Le digo yo
-“C’est l’Afrique” Responde el elemento.
Efectivamente, “C’est l’Afrique”. Pensé. "Mientras existan tipos corruptos como tú África seguirá siendo África".
"Alto Frontera" |
En la parte de Senegal tuvimos otra igual con el hombre de Inmigración. También quería 10€. En resumen, hemos pasado una de las peores fronteras del viaje en lo que se refiere a corrupción, sin pagar ningún soborno. Nos queda una duda: Al entrar en Mauritania le pagamos 10€ al de Aduanas y no nos hizo recibo, con lo cual deducimos que ese dinero fue a parar directamente a su bolsillo. ASG (África Siempre Gana, es un dicho muy común por estos pagos)
Estábamos muy contentos de entrar en Senegal. HABÍAMOS PASADO EL PAÍS MÁS PELIGROSO EN LO QUE A SECUESTROS SE REFIERE: MAURITANIA. Decídselo a las abuelas. Además entrábamos en África Negra, abandonábamos el mundo islámico puro y entrábamos en la alegría y colorido de los subsaharianos. Volvíamos a la cerveza.
Saint Louis es una ciudad preciosa. Es la segunda más importante de Senegal y destaca por tener un gran número de casas coloniales. Está en la costa. En realidad es una isla a la que se accede por un puente de acero que, al parecer fue construido para colocarlo en alguna parte del río Danubio. Al final, a primeros del siglo pasado, lo pusieron aquí.
Nos instalamos en un camping muy agradable 20 kms al sur de S. Louis: el “Zebrabar”, legendario entre los overlanders, situado en una zona protegida, con playa y torre de observación de pájaros. Lugar estupendo para relajarse y descansar unos días. Un poco caro. Allí aprovechamos para controlar varias cosas del coche porque tenía una rampa y se podía trabajar en los bajos de la furgoneta cómodamente. Solucionamos la dureza de la palanca de cambios con “3 en 1”, un problema que veníamos arrastrando desde Ucrania.
INCIDENCIAS MECÁNICAS:
La palanca del cambio estaba muy dura. El mecánico del "Zebrabar" roció con "3 en 1" todas las articulaciones del varillaje y al instante todo mejoró. Al parecer es algo que le pasa con frecuencia a las Transporter cuando son lavadas por debajo con la "Karcher" (cosa que hice yo en Madarcos varias veces). La articulación que queda justo debajo de la palanca pierde la grasa y se endurece.
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