33 RESUMEN
NIGERIA (ALEGRÍA)
Nigeria, la bestia negra, el
país más temido de toda la ruta. Los primeros Kms cuesta creérselos; controles
de todo tipo y modelo. Llegamos a contar hasta ocho organismos diferentes; eso
si, conoces personajes de todo tipo, los interesados por el viaje, los amantes
de los animales, los interesados por la política española, aparte por supuesto los
del futbol, los concienzudos en su trabajo, el de la CIA Nigeriana que se cree "Saul Goodman" (de la serie "breaking bad"), el malencarado con la cara cubierta de cicatrices tribales, algunos
armados hasta los dientes con Kalasnikof, otros de calle sin ningún tipo de
distintivo. De vez en cuando, durante un Km, no hay controles ni baches y
disfrutas como si estuvieras paseando por los jardines del edén.
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¡Pero qué poquito
dura! Como si no tuviéramos suficiente con las paradas obligatorias, cada vez
que atraviesas un pueblo te ves sobresaltado por llamadas o gritos de “pesados”
para que pares.
Los controles suelen constar de un hierro torcido y
oxidado lleno de pinchos, una caseta normalmente de barro y techo de paja o
uralita y, por todo mobiliario, una mesa de madera y un banco, al lado una
tienda de lona o plástico con camastros.
Acampamos junto a las oficinas de la fontera de Nigeria. |
Tras la frontera, la primera ciudad importante,
Abeokuta. Un auténtico caos de tráfico y calles donde parece haber caído una
bomba. Polvo, ruido de bocinas, inmensas colas en las gasolineras, algunos
edificios que nos recordaron a la Mombasa colonial y gente, mucha gente. Nigeria
es el país más poblado de África y realmente se nota.
De vez en cuando tenemos un respiro con el tráfico y me permite hacer alguna foto de paisaje, el resto vamos tan pendientes de la carretera que lo del paisaje es en lo último que piensas.
Nos propusimos localizar
algún sitio con internet y fue imposible. Los ciber cafés eran locales donde se
podían ver arrinconadas algunas pantallas de ordenador y otros colocados de
cualquier forma, todo cubierto de un dedo de polvo. Como hay cortes de luz, en
esa ocasión llevaban más de una semana sin suministro, solo funcionan con
generadores de diésel, los que se lo pueden permitir. El internet es inexistente
y el wifi desconocido.
Aquí pasamos miedo, no por la fama de malos, de
chorizos, de gente peligrosa, en resumen, que teníamos en la cabeza. Lo que
realmente te tiene atemorizado, en tensión continúa, agarrado a la manilla
lateral de la furgo atenazándola hasta paralizar la circulación sanguínea y con
el culo todo el tiempo apretado, no es otra cosa que el tráfico. Es triste
pensar que en cualquier momento puedes morir en un ambiente totalmente inhóspito
en una carretera horrorosa llena de agujeros y rodeada de una panda de salvajes
descerebrados que no tienen el más mínimo aprecio por la vida. Los africanos
son tranquilos en general, pero con un volante en la mano y con barra libre a
la hora de conducir (no hay ningún control de tráfico) son seres temibles.
Una visión habitual son los montones de camiones y
coches despanzurrados, destrozados hasta el escalofrío que se ven en los
laterales de la carretera. En las autopistas no cambia el peligro, es usual que
vengan coches en sentido contrario. A veces te obligan a pasarte al carril
de los que vienen de frente; también te encuentras gente cruzando, animales, motocarros y motos. Los
conductores de los taxis colectivos van como salvajes, hacen maniobras espeluznantes y, para ambientarlo más, tocando el pito sin parar. Hay muchísimas gasolineras
pero la gran mayoría abandonadas.
En resumen, el país más desastroso de todos los que
hemos recorrido en África, pero nos pareció que la gente es mucho menos
peligrosa de lo que esperábamos. Les encanta parecerlo, disfrazarse de malos y
dar miedo con la apariencia, pero creo que es más fachada que realidad. Me ha
gustado el carácter que tienen, son abiertos y directos te tratan de igual a
igual; también mucho menos corruptos de lo esperado, les gusta la charla y en
alguna ocasión hasta te dan su dirección, por supuesto a cambio de la tuya.
La noche que pasamos en Benin City, hice amistad con
varias personas en el hotel. Conocí a un auténtico “malo“ con reloj de oro y
gafas metálicas vestido impecablemente, que hacía negocios en Marbella. Tenía
mucho interés en contactar conmigo en España, me dio su tarjeta y yo a cambio
le di una dirección falsa de mail. También
dos chavalas muy modernitas que al ver los dibujos quisieron posar para mí, se dedicaban
a la prostitución cosa bastante normal en el país.
Un magnífico recuerdo de Nigeria fue la estancia en el
“Drill Ranch” y la compañía de Pieter.
Es un reducto de paz, una pequeña parcela
de selva de montaña que con grandes esfuerzos y muchos problemas consiguen
mantener para la conservación de mandriles y chimpancés.
Vista desde nuestra habitación en el "Drill Ranch" |
Pasarela a 40 metros de altura por entre las copas de los árboles. "Drill Ranch" |
Fue una experiencia terapéutica.
La noche que pasamos allí rodeados de vegetación, de su aroma y de los sonidos
de los animales fue inolvidable, también lo fue la noche anterior, en mitad del
pueblo más cercano al rancho, rodeados por todos los curiosos que querían
conocernos y por los niños más curiosos aún y hasta muy entrada la noche con el
sonido de un transistor mal sintonizado pegado a la oreja.
Salir de Nigeria fue como soltar el aire que llevas
manteniendo en los pulmones desde el momento en que entramos, pero ha sido toda
una experiencia.
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