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jueves, 6 de marzo de 2014

27 RESUMEN GHANA (ALEGRÍA)

27 RESUMEN GHANA (ALEGRÍA)



Cambiar del francés al inglés me resulta siempre un lío y farfullo una mezcla imposible aunque, aún así, consigo hacerme entender. Hasta ahora el país con  más controles y corrupción; incluso intentan ponernos una multa por no llevar unas pegatinas reflectantes, al final conseguimos evitarlo. Nos piden con frecuencia el carnet de conducir y, la última "moda”: reñir por conducir con chanclas.
En el algunas zonas el terreno me recuerda al de Níger, paisaje de Sahel. Aunque se siguen viendo mangos, la vegetación es menos frondosa que en Burkina. Aparecen badenes a la entrada de cada pueblo, medida que ha debido salvar cientos de vidas. Muchos cerdos, de los de jamón, no de los otros; nos llama la atención porque no habíamos visto hasta ahora.
Playas tropicales con palmeras altísimas, cielos tormentosos y canoas de pescadores para dar aún más ambiente.






Empezamos a ver cantidad de árboles absolutamente desconocidos para nosotros, y otros no tanto. Tamarindos, enormes bambús, plataneras de varios tipos, aquí el plátano frito también se consume, y plantaciones de papayas y piñas según nos vamos acercando a la costa.
Aquí ya se acabó el buen pan que habíamos comido en Senegal y Burkina y es sustituido por los bloques de pan a la inglesa, pan de molde sin ninguna gracia. También empezamos a encontrar similitudes con otros países antiguas colonias británicas: las construcciones oficiales, el tipo de tejados, los colores de las pinturas e incluso la rotulación.
Probamos las comidas locales, el "fufu" y el "banku" (mandioca y maíz respectivamente) preparados como una plasta, te sirven raciones tamaño ladrillo; no es que este mal de sabor, pero a la tercera cucharada estas saturado, lo acompañan con algún trocito de pollo en salsa o de pescado, pero solo para disimular. También en la comida se nota la influencia anglosajona.
Nos llama la atención el parque móvil del cuerpo de bomberos, todos los camiones nuevecitos e impecables, por supuesto de alguna donación.
Las tienditas a lo largo de la carretera, mejor construidas y mayor tamaño. En ellas se ven grandes montañas de mandioca a la venta, enormes tubérculos marrones que son la base de la alimentación en el país, junto con el aceite de palma, de color rojo.



Todo el comercio, sea del tamaño que sea, está instalado a lo largo de la carretera: sofás mezclados con  chiringuitos de comida, con tazas de váter o ruedas de moto, columnas de cemento con todo lujo de formas y diseños, peluquerías o funerarias.



Las funerarias son uno de los negocios más prósperos de Ghana y sus países vecinos Togo y Benín. La muerte es un asunto que les interesa en extremo y tienen una afición enorme a todo lo relacionado con ella, forma parte esencial de su vida cotidiana y ocupa un lugar privilegiado dentro del tiempo de ocio del paisanaje.






Ya a la entrada de cualquier pueblo, por humilde que sea, ves unos carteles grandes, como si fueran publicitarios, con la foto de una persona y algunos datos sobre su vida: es el muerto o muertos recientes ya que en ocasiones son  varias vallas las expuestas. Los viernes los dedican a funerales, da igual el día en que hayan fallecido; esperan al viernes para el funeral; durante toda la noche cantan, tocan tambores, se acicalan, se forman grandes grupos vestidos con las mismas telas y el sábado, el entierro. Los ataúdes de aquí son famosos por su diseño, colorido y por la imaginación que despliegan: el de un sastre suele ser una inmensa máquina de coser; así puedes encontrar, barcos, zapatos, peces, cocodrilos… por desgracia se van modernizando y venden muchos del modelo clásico occidental.



Con los eventos de los muertos cubren muchas horas de sus fines de semana; por otro lado, las misas: pueden elegir entre un amplio abanico de posibilidades la que mejor se adapte a su gusto o necesidad,. Normalmente se descuelgan con unos servicios eternos, de alrededor de tres horas, donde cantan hasta desgañitarse, pero siempre muy bien afinados. Da gusto oírlos. Llama la atención la cantidad que hay. Ya no se ven apenas mezquitas, estas han sido sustituidas por una variedad enorme de religiones cristianas: adventistas, metodistas, apostólicos, presbiterianos, testigos de Jehová, los del faro, que tienen mucho público (Ligth House Church) y muchas pequeñas, de barrio con la foto del mangante de turno, estilo americano, pero con el toque africano, que tiene más gracia. 
Lo único que realmente tiene buena pinta son los Bancos y la Iglesias.
Hay que decir a su favor que hay cantidades de colegios y niños y niñas uniformados que reciben educación y que si solo dependieran de lo que el estado les proporciona andarían listos y en cuanto a hospitales lo mismo.




Esto es no solo en Ghana. En África negra en general, tanto en educación como en sanidad, las iglesias tienen un papel fundamental y funcionan en general muy bien. Con los años, algunas han aprendido a actuar olvidándose de hacer proselitismo y ocupándose de favorecer a las personas sin importar qué creencia confesen. Los enfermos mentales, los de sida, los síndromes de Down, mujeres abandonadas y enfermas, los marginados, pigmeos y otras tribus desfavorecidas, encuentran en ellas un apoyo que no recibirían de ninguna institución). Por supuesto hay muchas ONG's que trabajan en varios sectores, pero suelen tener problemas de permanencia; cuando acaban un proyecto la organización humanitaria se va, los locales vuelven a quedarse solos y de nuevo reaparecen los problemas. 

El tiempo de ocio disponible, después del que les ocupa la religión, lo utilizan en estar al día de todo evento futbolístico que se despache. En cualquier aldea minúscula dispones de Canal Plus y  pueden elegir entre más de setenta canales, sólo eligen los del fútbol, y se lo saben absolutamente todo.
No faltan enormes torres de antenas para telefonía en todos los pueblos y tampoco faltan todo tipo de iglesias. Según vas acercándote al sur empieza a haber más nivel, las carreteras en mejores condiciones, industria, coches y construcciones. También la fisonomía de la gente cambia, ahora son más bajitos y rechonchos, son de la tribu Ashanti.



Empezamos a ver a lo largo de la carretera venta de animales de caza salvajes, puercoespines, monos, cocodrilos, caracoles enormes y gran variedad de roedores desconocidos para nosotros.


Caracoles del tamaño de un puño

Ghana vive también de la pesca y hay un mercado interior fuerte en este sector.





Días tormentosos con cielos grises que se iluminan con el sol, que intenta hacerse un hueco, contrastando con el verde intenso y brillante de la exuberante vegetación. Enormes tráilers cargados con troncos inmensos que te encogen el alma.


Al llegar a Accra, la capital, los atascos son una peste, y hace calor, bastante calor al que aún no nos hemos habituado, como en otras capitales “desarrolladas” estos atascos sirven para que, cómodamente, sin moverte del asiento de tu coche, puedas comprar una completísima gama de productos. Es como la teletienda pero en lugar de ser desde el sofalito en casa delante de la tele, aquí puedes verlo a través de las ventanillas de tu automóvil y con los sonidos de fondo de bocinas y motores. Los productos son los mismos, aparatos gimnásticos para adelgazar, todo tipo de accesorios de coche, instrumentos musicales, objetos de escritorio, correas de perro, tarjetas telefónicas, instrumentos musicales y cosas menos sofisticadas como sandalias, relojes, CD’s, adaptadores de enchufes, sombreros, bastones, juegos de mesa y, por supuesto, todo tipo de chucherías para pasar el rato, plátanos fritos, frutos secos, huevos duros, buñuelos,  refrescos y bolsitas de agua fría.








Es una ciudad costera que vive totalmente de espaldas al mar y donde, si no te lo propones, no llegas siquiera a verlo.
En Ghana no hay terrenos dedicados a la huerta; toda la verdura viene de Togo o Burkina, lo que sí tienen es fruta tropical deliciosa, las piñas son buenísimas, igual que los mangos y papayas.
Escribo tanto sobre Ghana porque hemos pasado más tiempo aquí y tenido más tiempo para observar lo que nos rodea. Al charlar con los de aquí, ibas conociendo más peculiaridades del país. También aprendimos mucho de la vida local porque fuimos mimados y agasajados por Emma y Nacho, además de por sus amigos. Por cierto, nos sentimos como en casa.


Chris, viajero y nuevo amigo. Nos invitaró a su terreno en Keta.

Veronika, compañera de Chris.

Dibujando se hacen amigos que me piden posar para que les dibuje.

Uno de los trabajadores en el terreno de Chris y Veronika en Keta.
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Nuestra vieja amiga Enma que, junto con Nacho, nos hicieron  pasar unos días inolvidables.

El mercado de pescado de Elmina.

De nuevo el camarero del  Keta Beach Hotel

Nacho 

Mister Generation. Keta.

El guardian de Safari Lodge en Dixcove.

Nos ayudaron a sacar el coche de la arena en Keta.

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