39 RESUMEN
CONGO BRAZZAVILLE (ALEGRÍA)
Las pistas, terroríficas, con grandes zonas de mucho barro.
La compañía de Jonas y Kai nos
da mucha confianza y en una ocasión nos ayudan a salir del barro.
Pistas
divertidas donde vas tan en tensión como en Nigeria, cruzando los dedos para no
quedarte embarrado, pero con la gran diferencia de que esto es divertido y se
disfruta tanto de la conducción como de la situación. No te estás jugando la vida, como en Nigeria.
El paisaje, menos selvático que en Gabón. Hay cierto peligro por las muchas aldeas que se atraviesan, con niños que aparecen de la nada para pedir ¡balones! Alguien ha debido venir
por aquí repartiendo pelotas para hacer felices a las criaturas, sin darse
cuenta del peligro que supone ahora el que en cuanto ven el coche de un blanco, corren como locos a la carretera para pedir su balón, bombón o cualquier otro
regalo.
La noche que
pasamos en la aldea con toda la familia del jefe del poblado fue muy divertida,
nos invitaron a cenar con él, nosotros compartimos nuestro desayuno rodeados del resto de la tribu, que sólo miraban. Simpáticos y hospitalarios.
Nuestros anfitriones. |
Las conversaciones sobre todo de fútbol, de entierros, funerales y de los
problemas que tienen con los animales salvajes (monos, elefantes, búfalos...) que atacan a sus ganados o destrozan sus cosechas, nadie les paga nada por sus pérdidas
y sí, sufren fuertes multas si matan a alguno. Había muerto una mujer mayor; durante toda la
noche, el sonido de los tambores estuvo acompañando a los asistentes al funeral, el
resto del pueblo viendo el fútbol. Tienen 74 canales que usan en exclusiva para
ver todos los partidos del mundo, pagando una pequeña entrada.
No vemos niños uniformados y nos comentan que
están de vacaciones.
El paisaje
es más abierto, con colinas verdes y algunas palmeras. No hay controles, o al
menos nosotros no los sufrimos, salvo en la zona de Mindouli donde nos obligaron a llevar escolta.
Vemos perros y nos parece una novedad, llevamos
muchos países sin toparnos con ninguno.
A la entrada
de Dolisie volvemos a encontrarnos con Charlie (el motorista) y compartimos
muchos buenos ratos juntos.
La ciudad nos encantó, tranquila, poco tráfico, edificios
Art Deco, muchos árboles. Los taxis parecen
tuneados por los colorines de las carrocerías.
Es curioso ver carretillas
cargadas de sacos a toda velocidad cuesta abajo.
A lo largo
de la carretera te ofrecen carne de animales de selva, algunos están muy
protegidos (determinados monos, cocodrilos…) con fuertes multas y cárcel para
aquellos que infrinjan la ley (a los
que pillen, claro) pero otros muchos pueden cazarse legalmente y en el mercado
de Dolisie hay una zona enorme dedicada a este
tipo de caza; el olor revolvía el estómago, los animales estaban expuestos en un mostrador sin ninguna refrigeración, algunos estaban
ya hinchados, roedores de todo tipo, gacelillas, puerco espines…, la noche
anterior cenamos (algunos) puerco espín, una carne oscura y dura, nada
apetecible y me sentó fatal.
Como en
otros muchos países africanos la apariencia es de tranquilidad, cuando te
informas, te enteras de que es sólo la imagen exterior, y subyacen problemas serios. Nos
contó Virginia, una veterinaria madrileña que conocimos en Braza que las
explosiones que tuvieron lugar en Enero de 2012, fueron achacadas a un simple accidente,
murieron cientos de personas pero hay mucho más de lo que cuentan. Por supuesto
en Europa no se dio ningún eco a la noticia.
Brazza es un
lugar curioso, agradable, tranquilo donde puedes pasear de noche sin sentir ningún
miedo, donde no se respira peligro por ningún lado. Lo más curioso es ver al
otro lado del río Congo la ciudad de Kinshasa, “un coco” solo comparable a
Lagos. Peligroso, lleno de corruptos y chorizos donde la vida no vale nada
(según el comentario de una guía de viajes, tendrás suerte de solo ser violado
y no asesinado). Toda la información que tenemos tanto escrita por viajeros,
como por charlas con expatriados e incluso con locales es nefasta. Comparado
con este “dechado de virtudes” Brazza aumenta aún más sus atractivos.
Esta etapa
acaba aquí. Nuestra “frago” ha quedado depositada en la Misión Católica de
Brazzaville, donde gratuitamente nos han facilitado un garaje que compartimos
con Charly y su moto y según sus últimas informaciones (Charly ha vuelto y ha
recogido ya su moto) todo sigue en perfecto orden.
Si no hay
novedades, en Octubre volveremos y ya veremos cómo nos enfrentamos a la travesía
por Congo Kinshasa, pero ésta será otra historia. Hasta entonces gracias a los
que nos habéis acompañado en este viaje.
Charlie |
Pepe, Kay y Jonas |
Nuestra escolta, entre Mindouli y Kinkala |
Los lavacoches |
Pariente del jefe de la tribu donde pasamos la noche |
El cobrador del matatu |
El hermano del jefe. Magnífico relaciones públicas y muy simpático. |
Las lavanderas |
La vendedora de galletas. |